Sabido es que admiramos el Sol desde siempre. El astro rey y los planetas que se formaron alrededor, la propia vida en la Tierra. Una fuente de energía que nos alimenta física y psicológicamente. Un ente de culto para nuestros antepasados que perdura desde la noche de los tiempos, también un atractivo turístico.
El Sol discurre en paralelo a nuestras vidas, de los solsticios a los equinoccios, del 21 de diciembre hasta al 21 de Junio, y viceversa, la estrella recorre los cielos alargando o acortando la duración del día y la noche, rigiendo el cambio de estaciones, las plantaciones, las cosechas… la supervivencia, en definitiva, del mismo ser humano. Esos tiempos variables que la posición del Sol dibuja en el horizonte, son también referentes del paisaje.
Es obvio que la magia y belleza de los atardeceres son un recurso natural de gran potencial turístico para muchas zonas, especialmente localidades rurales con un valioso patrimonio natural y cultural que poner en valor. La creación de contenidos audiovisuales innovadores y de calidad alrededor del fenómeno del atardecer en estos espacios, pondrá en el mapa parroquias y lugares llenos de significación.